Mañana por fin terminará la pesadez del fútbol con la final de la Eurocopa 2012. Han sido muchos días de tensión, incertidumbre, nervios, mordida de uñas, salidas pronto del ¿trabajo?... en las que todas las personas de mente simple se han sentido identificadas con sus selecciones nacionales. Todos en unión, juntos como hermanos, apoyando a la selección española en su dificultoso camino hacia la gloria. Sin embargo, los que hemos tenido otras actividades estos días nos la refanfinfla si mañana gana Italia o España. Nosotros hemos estado leyendo un buen libro, jugando al ajedrez, disfrutando de un buen documental sobre biotecnología en el Discovery Channel o realizando y repasando ejercicios matemáticos en nuestro cuaderno de anotaciones e ideas.
Sin duda, España, tanto como Italia, e incluso la tercera semifinalista que ha sido Portugal, son países donde el fútbol pega fuerte. Es normal que en lugares donde no hay interés intelectual, ni mucho progreso, ni mucha educación, ni mucho trabajo, salgan los mejores jugadores de este y todos los años anteriores. Los niños en estos países juegan al fútbol en las calles en vez de estudiar, va en sus genes que lo suyo no es pensar sino la actividad física, como aquellos primeros homínidos que surgieron en África central hace varios cientos de miles de años. Es normal que Portugal eliminase a Alemania. No sólo eso, sino que pocos alemanes seguro que seguían el partido: ellos estaban con sus ingenierías, sus estudios importantes, sus programas divulgativos, sus progresos hacia la obtención de nuevos premios Nobel, etc... No los vi muy tristes en las pocas fotos que he visto tras su eliminación. Ellos lo saben, dejan la Eurocopa para países que están en vías de desarrollo y de rescate. Lo suyo no es saltar, correr, golpear un balón... sino pensar, innovar, producir, exportar, progresar, ayudar a los países inferiores que se meten en problemas y hay que rescatarlos, etc...
Yo sólo espero que cuando termine la Eurocopa y pasen los tres o cuatro días que la mente animal puede mantener cierta actitud de euforia, los españoles o los italianos, ganen los que ganen, se dediquen a hacer algo productivo. Pero claro, luego me despierto, je. Eso jamás ocurrirá. Me extraña que vengamos de la misma rama homínida y hayamos tenido los mismos años evolutivos. Algunos rompieron esa misma rama y crearon una herramienta con su ingenio, mientras otros se quedaron colgados de una mano pegando alaridos y sacándose los mocos con la otra mano. Alemanes y españoles.